Yo siempre creí que era una chica valiente y con una autoestima bastante alta. “Si yo puedo con todo”, solía decir. Cuando entré en un círculo de mujeres, empecé a comprender el significado de lo que llamamos consciencia. Y no. No era tan valiente como siempre pensaba…
Nadie lo sabía…
Quiero contaros una cosita sobre mí. En 2015 estuve pasando por unos momentos un poco difíciles (tanto a nivel profesional como a nivel privado) y decidí escribir un libro. “Uff… otra chica más en búsqueda del protagonismo” pensará alguno de vosotros. Pero la verdad es que ni siquiera se lo conté a mi propia mamá ni a mi mejor amiga. Escribí Babum para mí. Para mí solita. Después de haberlo terminado y tener un poco más de claridad sobre lo que realmente quería, diseñé la portada y pensé “Pues nada… ya que está, lo publicas, ¿no?”. Lo hice bajo un seudónimo y seguí sin contárselo a nadie. El tiempo pasó y empezaron a entrarme correos de mujeres que habían leído mi libro y se sentían identificadas conmigo y mi historia. “¿Cuándo sacarás la segunda parte?” me preguntaban y decidí hacerlo, escribí la segunda parte de “Babum”.
Reflexionar no es tan fácil
El año pasado quedé con mi amiga Regina para tomar unas cañas y ella me comentó algo sobre ese grupito maravilloso de mujeres, que compartían el sueño de empoderarse mutuamente. “Qué bonito” pensé. “Quizás podré aportar algo bueno” y claro que entré.
Creo que esta decisión ha sido una de las mejores que he tomado en mi vida y tengo que admitir que en vez de haber aportado siento que he recibido muchísimo de las mujeres que forman parte de este movimiento. La fase inicial consiste en quemar sus miedos, lo que implica una profunda reflexión.
“Pero... ¡Si yo no tengo miedos!” ¿Ah no?
Si realmente era tan valiente… ¿Por qué no le había contado a nadie lo de mi libro? No lo sabía y la verdad era que nunca me lo había preguntado. ¿Cómo podía ser que no cuestionaba más mi comportamiento al respecto? En fin. Tras alguna que otra reflexión descubrí que mis miedos principales eran los miedos de ser juzgada y de fracasar. Si nadie sabía que había escrito un libro, nunca se iban a enterar si resultaba ser una mier**, ¿no? Pero si tanto temía el fracaso, ¿Qué decía eso sobre mí? Si no era capaz de tragarme algunos comentarios burleteros, ¿no implicaba una falta de seguridad?
Miedos
Lo que no debemos olvidar es que los miedos al final no son nada más que una idea en nuestra cabeza, algo irreal que nunca ha ocurrido y probablemente no va a ocurrir. Y aun así muchas veces les damos muchísimo más poder de lo que deberíamos, por falta de consciencia, falta de reflexión. Yo por mi parte he tomado la decisión de olvidarme de mis miedos y quemarlos de verdad. Le dí mi libro a mi madre, mi tía y a mis mejores amigas (probablemente el paso más difícil para mí). Además he abierto una cuenta de Instagram hace unos meses y la semana pasada he terminado la traducción de Babum al castellano (!!!).
Al final todo está saliendo cómo debía salir… Mi historia le está llegando a un montón de mujeres y si al final consigo que algunas de ellas no cometan los mismos errores que yo y le hagan más caso a su corazón, pues... me compensará por todos los comentarios o las críticas que podrían llegar… (o no… ;-) )
Escribir comentario